En otro mundo
Recreación artística de dos planetas de masa terrestre alrededor de la estrella GJ 1002. Por Alejandro Suárez Mascareño e Inés Bonet (IAC) |
escrito por José Pablo Bejarano Paredes
I
En el cielo profundo los luceros
o estrellas —no distingo lo que son—
brillan intensamente como ceros
completando la cifra del trillón.
Cuántas cosas habrá en la inmensidad
imposibles de ver y que tal vez
están fuera de toda sensatez
y se expanden a gran velocidad.
Aunque hemos descubierto muchas cosas:
estrellas de neutrones, más planetas,
cúmulos de galaxias, nebulosas,
aún no concebimos tantos ceros
para contar estrellas y luceros
o saber si en la faz de los cometas
viajan otras semillas prodigiosas.
II
¿En tanta inmensidad será posible
que solo nuestro mundo tenga vida
o acaso en la distancia imperceptible
también habrá una esfera florecida?
Tuvieron que pasar diversas cosas
para ver germinar a nuestra raza:
la distancia que existe entre la casa
habitada y la estrella en que te posas,
¡oh Creador inequívoco y piadoso!
¿Será que la ecuación con la que has dado
la vida a nuestro ser la has olvidado
y en otra dimensión imperceptible
la vida como esta no es posible,
o es que en otro planeta no has osado
repetir este acto milagroso?
III
El crisol ilusorio del celaje
que en la noche se vuelve transparente,
el vendaval dejando sin ropaje
al relámpago quieto que silente
tiene llanto de hojas amarillas,
el país que volando se transforma
y el poeta que nunca se conforma
con figuras retóricas sencillas,
el día del satélite en nuestra noche,
los dardos de la lluvia sobre el suelo
reflejando los astros como a un broche,
las serpientes cambiando de ropaje,
los pájaros guiñando en el celaje,
¿será posible acaso que en el cielo
alguien puede admirar este derroche?
IV
Si hubiera en otro mundo u otro plano
más vida inteligente, qué oportuno
para ambos apretarnos de las manos
y hacer de nuestro mundo solo uno.
Sentado bajo el cielo me he sentido
más pequeño que el átomo invisible
y también cuando pienso que es posible
hallar vida tan solo en nuestro nido.
Como a mí, a otros muchos esto aterra,
por ello siguen viendo lontananza,
pues dentro de su espíritu se aferra
—así como al principio nuestra manos—
la idea de encontrar otros humanos
y empiezan a mirar con esperanza
a ese planeta que han nombrado «Tierra».
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Comentarios
Publicar un comentario