La contaminación

Foto de SpaceX

escrito por Frank Armando Clemente Ruiz

     Bitácora Ciento Ochenta de la gran misión: «Arca de Noé». Ya entrada la noche, aquí, en las instalaciones del Centro de Control Aeroespacial Internacional (C.C.A.I.) en Cabo Esperanza. El personal del tercer turno ya se encuentra presente casi en su totalidad. Están muy ansiosos de remplazarnos a nosotros, sus compañeros de la segunda guardia. Aunque, la verdad, es notorio en las caras de todos los aquí presentes el gran deseo de permanecer en el lugar, presenciando tan relevantes acontecimientos por venir, en tan solo algún par de horas más.

     Por segundo día consecutivo la alta gerencia del C.C.A.I. no hace acto de presencia en las instalaciones. Creemos que la causa es el encontrarse rindiendo cuentas a los altos mandos militares y líderes mundiales de la alianza, quienes coordinaron, junto a los mayores líderes económicos del mundo, esta gran expedición interplanetaria. O, tal vez, brindando sus valiosos consejos como grandes hombres de ciencias en la búsqueda de solución a los graves conflictos bélicos, los cuales estos últimos años han venido proliferando en varias latitudes del mundo. La verdad, situación esta última, es extremadamente preocupante.

     Pero la no presencia de nuestros superiores en las instalaciones no dificulta en lo absoluto el desarrollo de la misión. Ya que los que nos encontramos aquí, en las instalaciones del C.C.A.I., somos todos profesionales, de gran mística, conocedores de nuestras funciones y responsabilidades. Amantes de nuestro trabajo. Más aún estos días, en que formamos parte de lo que se vislumbra como la más grande gesta terrestre: La llegada de la cuarta misión a Marte: la definitiva colonización del planeta rojo. La segunda más costosa de las expediciones al vecino planeta. Solo por debajo de aquella encargada de instalar en nuestro planeta vecino el «Complejo de Investigación y Hábitat Marciano», una descomunal obra de ingeniería extraterrena, lograda en tiempo récord hace tan solo un par de años.

     De momento nos encontramos aquí, inmensamente emocionados, observando en primera fila la aproximación a Marte de la primera expedición civil más grande en nuestra neófita historia aeroespacial. Tan grande que creo que perdurará por siglos tal volumen de participantes en una gesta similar.

     Los reportes técnicos no especifican con precisión el número de personas embarcando en «el Arca». En el «Arca de Noé», como se ha bautizado aquel gigantesco transbordador espacial muchas cosas se manejan con gran hermetismo. Un hermetismo exagerado como se han venido manejando muchas cosas estos tristes días bélicos entre los grandes frentes mundiales.

    Pero algunas informaciones se han estado filtrando (nada entre cielo y tierra se encuentra del todo oculto). Ya nos han llegado reportes informándonos que la mayoría de los tripulantes del «Arca de Noé» lo conforman ciudadanos del más alto estrato económico mundial. Gracias a la descomunal inversión realizada por ellos fue posible alcanzar, en tiempo récord, tan vasto despliegue técnico-científico. Siempre hemos sabido las excentricidades de estas personas, pero nunca se nos ocurrió pensar que fueran ellos mismos y de manera tan masiva quienes se aventuraran a ser los primeros civiles en pisar la irreverente superficie marciana.

     Los cálculos de mis colegas ingenieros coinciden perfectamente con los míos: Los rangos de impulso, aceleración, maniobras de vuelo, disposición de combustible e insumos y otros indicadores dejan muy en evidencia que allí, dentro del «Arca», van más del medio centenar de tripulantes como había sido reportado en primera instancia. ¡Muchos más! Pero hay ocasiones en las que debemos ser solo profesionales de gran mística, parcos, y no andar por allí realizando preguntas e indagando sobre cosas que no nos corresponde saber e inmiscuirnos. Ellos son los que ponen el dinero y, con ello, las normas. Nosotros simplemente ponemos la ciencia.

     No hubo duda nunca el tener al planeta Marte en nuestros planes de colonización; esto por su gran similitud con escenarios terrestres a los cuales podríamos aclimatarnos con el tiempo, o alterar a nuestra conveniencia en poco tiempo. Desde el «Arca» envían las primeras imágenes del planeta rojo. Lo que vemos es bastante alentador. Los logros alcanzados por los anteriores expedicionarios hacen ver un hábitat más noble para aquellos tripulantes del «Arca» y nuevos colonizadores. Algunos verdes ya se podían ver adornando el interior del gran domo del Complejo de Investigación y Hábitat Marciano.

    Nuestros cálculos han sido más que precisos: El viaje ha transcurrido sin contratiempos de ningún tipo. En tan solo un par de horas el «Arca» entrará en su etapa más crítica de la misión, que es la entrada a la hosca atmósfera marciana. No obstante, el control de aquella delicada maniobra corre ya a cuenta del grupo de científicos apostados en suelo del planeta vecino, desde las instalaciones del Complejo de Investigación y Hábitat Marciano. Ya culmina, de momento, nuestra injerencia en el control de vuelo de la expedición. Ahora somos tan solo privilegiados espectadores de esta gran hazaña extraterrena.

     También nos llegan los primeros videos del interior del «Arca» y su tripulación. Como lo habíamos intuido, allí podemos ver una cantidad de personas muy superior a la reportada. Una muy gran diversidad de seres, de distintos rasgos étnicos, sexo y creencias. Muchas caras conocidas. Muchos líderes mundiales, los grandes controladores de la economía de este convulsionado planeta que dejan atrás. Planeta sumido entre los gritos del caos, depredado de sus recursos de forma inmisericorde, hundido en cruentas guerras entre personas que se disputan sangrientamente los escasos bienes que aún quedan dispersos por allí.

     Ya se ve allí, entre ellos, un nuevo y joven líder. Un líder ambicioso en medio de una jauría de implacables coyotes. Conociendo a muchos de aquellos seres a bordo, solo un desdichado líder transitorio.

     Aquel joven líder levanta ahora su mano hacia la pantalla, hacia nosotros, hacia la Tierra, y no para saludarnos. En su mano podemos ver un control remoto completamente revestido en oro. Presiona uno de sus botones en medio de una muy agreste sonrisa. Nuestros receptores en tierra comienzan a registrar el venir apresurado de aquel pulso lumínico emitido por el dorado aparato en manos del joven líder. Enseguida comienza a escucharse en tierra masivamente las alarmas antiaéreas. Comenzaron a activarse las Ojivas Nucleares desde muchos puntos del mundo y alzarse en vuelo a todas direcciones.

Pensar alcanzar los Bunkers Antibombas ya resulta una tarea absurda. ¡Nuevamente ellos decidieron por todos nosotros! Ya habiendo depredado el planeta Tierra, sus riquezas, subyugado su gente, ahora van allí: Trasladando sus ambiciones y gran sed de poder al polvoriento planeta vecino. Hoy es el infame día final de nuestro golpeado planeta antes verde. En contraparte, hoy es el inicio de la contaminación del vecino planeta rojo. Sé que a largo plazo su destino no ha de ser distinto al nuestro, ¡A menos que otros seres superiores lo impidan!

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  ➤ Frank es un escritor venezolano y apasionado lector que utiliza sus obras como «paliativo» frente a las diversas situaciones adversas en Latinoamérica. Ha participado en diversas convocatorias nacionales e internacionales.

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